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     La expansión de los núcleos urbanos sobre la periferia crea espacios donde conviven lo rural y lo urbano, un lugar de transición en el que nada parece terminar de encontrar su lugar. A menudo estos espacios nos pasan desapercibidos, escondidos entre los carteles que anuncian la siguiente salida y los quitamiedos que franquean la última autovía de circunvalación.

Estos lugares plantean una doble reflexión: la primera entorno a la idoneidad y sostenibilidad del modelo de crecimiento de las ciudades, la segunda, más profunda, en torno a la intervención en el paisaje y su pérdida de identidad. Una pérdida que no solo afecta a estos lugares, sino a quienes lo habitan.

Con este proyecto fotográfico pretendo reflexionar sobre estos lugares, observarlos y recorrerlos detenidamente con los sentidos de quien acaba de llegar a este mundo, para mostrar a través de la huella fotográfica esa extraña huella humana.

Para su elaboración se estudió la descentralización de la ciudad de  Zaragoza y su expansión sobre su área metropolitana, posteriormente se eligieron aquellas poblaciones que mayor crecimiento habían experimentado dentro de la isócrona de 15 minutos desde la Z-40, atendiendo a su situación respecto a las principales vías de comunicación.

El orden en que se visitaron las diferentes poblaciones fue el siguiente: Movera (perímetro del pueblo), La Puebla de Alfindén (perímetro del pueblo, polígono), Villanueva de Gállego (campo de vuelo, urbanizaciones, polígonos industriales, perímetro del pueblo), La Cartuja Baja (polígo­nos industriales, perímetro del pueblo), Casetas (polígonos industriales, perímetro del pueblo), Cuarte de Huerva (polígonos industriales, perímetro del pueblo y urbanizaciones) y La Muela (urbanizaciones Ciudad Zaragoza Golf).  

Igualmente valiosas resultaron las lecturas de "Los no lugares. Espacios del anonimato", de Marc Augé, y "La ciudad genérica" de Rem Koolhaas, así como los referentes fotográficos de Wim Wenders ("Written in the West"); el grupo formado por los nor­teamericanos Robert Adams, Lewis Baltz, Joe Deal, Frank Gohlke, Nicholas Nixon, John Schott, Stephen Shore, Henry Wessel, Jr. y la pareja alemana, Bernd e Hilla Becher, todos ellos conocidos por su exposición de 1975 en la George Eastman House “New Topographics: Photographs of a Man-Altered Landscape”; y para terminar dos fotógrafos más contemporáneos: Gerardo Custance ("Perímetro") y Liz Hingley ("End of Lines").

Después llegó la hora de visitar esos lugares, pasearlos en silencio hasta experimentar el anonimato de Augé, y la pérdida de identidad de Koolhaas. Un cálido silencio por el que se colaba el mantra de mis pisadas sobre la tierra seca, hasta que finalmente, irremediablemente, el espejo me sacaba abruptamente de la dilución.

Del trabajo de estos días se seleccionaron 60 imágenes que se imprimieron a 5x7,5cm para la mesa de edición. De ella había que extraer una de las infinitas formas de contar esta historia, intentando establecer relaciones entre una imagen y la siguiente para llevar al espectador, quitando, poniendo, subiendo y bajando imágenes en una especie de trile en el que hay que encontrar una carta que aún no ha sido elegida.

Para esta ocasión se eligieron 32 imágenes, nunca se está seguro, siempre surgen apegos difíciles de vencer, pero hay que ceñirse al guión. Quizás en otra ocasión, en otro contexto, en otro cuento. Por ahora este, ya ha sido escrito.

Para terminar se realizó un audiovisual a modo de presentación. La música que lo acompaña es un extracto de "Canción mixteca", perteneciente a la banda sonora de "París Texas", de Wim Wenders. No es casual, como la ausencia de la situación exacta de cada imagen, se pretende significar la pérdida de identidad.

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